Me imagino en un vídeo-juego del que tengo que salir y para conseguirlo tengo que llegar a ser un ultrahumano, tal y como lo definió Nietzsche.
Es complicado porque para completar la misión debo aceptar para mi vida real todas las características, ya que lo importante para salir del juego es llegar a convertirme en una superhumana.
La primera característica parece fácil , ya que todos creemos que tenemos libertad instintiva y que podríamos vivir libremente, pero en realidad esta característica va más allá. Para tener libertad instintiva es necesario renunciar a la sociedad, es decir, ser autosuficientes. No me veo viviendo como Diógenes el Cínico. Me pregunto a mi misma ¿sería capaz de renunciar a mi vida y a la gente que me rodea con el objetivo de superarme? Creo que ahora mismo no sería la mejor opción, ni me veo capacitada. En realidad, parece tentadora la idea de vivir según mis instintos, pero no estoy preparada psicológicamente para aislarme de la sociedad, aunque esta sea la que me hace daño en muchas ocasiones. Después de reflexionarlo, decido aceptarlo porque es mi única opción.
Directamente paso a la segunda característica, la voluntad de poder, es decir, no ser dominada por nadie y ser yo misma la que domina mi destino. Debo dejar fluir mi energía sin auto-reprimirme por miedo a ser espontánea, creativa, pasional... Todos pensamos que esta característica puede ser la más fácil de seguir, ya que una persona casi nunca reconoce que está reprimiéndose por inseguridad, sumisión y falta de autoestima. Yo puedo afirmar que seré dueña de mi destino, aunque sea azaroso e imprevisible, ya que quiero ser libre en todo momento para inventar mi propio camino en la vida. Por eso, quiero vivir mi vida aceptando los aspectos dolorosos y placenteros. Se da la paradoja de que no sé si acepto por alguna influencia externa, pero por ahora acepto esta particularidad.
La tercera característica es la fidelidad a la tierra, es decir, aceptar que solo existe la vida terrenal y que no hay nada más allá. Esta idea la comparto, ya que creo que nadie nos va a estar esperando en el cielo o en el infierno. Nadie nos puede juzgar por lo que hemos hecho en nuestra vida en la tierra más que nosotros mismos, por lo que es importante no desperdiciar la vida y amarla con intensidad: serle fiel.
Paso rápidamente a la última prueba y observo que toda ultrahumana desea el eterno retorno. Esto consiste en amar tanto la vida que se quiere repetir la misma existencia una y otra vez. El objetivo de esta característica es considerar que la propia vida es perfecta, plena y llena de contenido tal y como es, por lo que no se desea cambiar nada de ella. La perfección está en el cambio, en la diversidad, en los sentidos... y no en la quietud y universalidad platónica. Al principio me parece una idea absurda, pero pensándolo tranquilamente, veo como el ultrahumano quiere crear su propia realidad y su único fin es superarse a sí mismo. Parece raro querer repetir la misma vida continuamente como si fuera un ciclo sin fin, pero creo que es una estrategia para vivir sin miedo y amar la propia vida con el fin de aceptar todo lo que somos: cuerpo, pasión, deseo, razón, dolor....
Me veo en el juego como una niña con toda la vida por delante para crear mis valores y crear juegos infinitos
Tal y como dice el título, este es el juego de mi vida, pero no solo porque es un juego en el que tengo que aceptar una serie de condiciones para seguir viviendo, sino porque este juego ha sido un punto de inflexión que me ha hecho reflexionar sobre temas de la vida que nunca había debatido ni conmigo misma.