Quien ha comenzado, ya ha hecho la mitad: atrévete a saber, empieza!

"...Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería?" Platón

miércoles, 29 de enero de 2014

Descartes

Explica estas dos citas de Descartes y da tu opinión razonada sobre ellas

     "Daría todo lo que sé, por la mitad de lo que ignoro"

     "Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás"

Después de ver el siguiente vídeo contesta a las cuestiones que figuran debajo:

 
  Cuestiones:
1. Según Rene Descartes ¿Cuál debe ser nuestra guía en los juicios verdaderos?
2. ¿Dónde estudió hasta los 18 años? ¿Qué materias estudió allí?
3. ¿A qué dos cosas podía dedicar su vida cuando acabó sus estudios? ¿Qué decide finalmente?
4. ¿Por qué le gustaba jugar a las cartas?
5. ¿En cuántos años estudia derecho? ¿Qué hace cuando termina?
6. ¿Cómo era la vida de Descartes en Holanda? ¿Por qué?
7. Explica la frase "intentando ser más espectador que actor"
8. ¿Cuál es según Descartes la única ciencia basada en la evidencia?
9. Destaca algunas de las ideas que defiende Descartes en El Discurso del método y en obras posteriores
10. ¿A dónde se traslada los últimos años de su vida? ¿Por qué?

Por último (sólo 2º de Bachillerato), para repasar el tema, realiza el test que aparece en el siguiente enlace:
http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Ejercicios/Filosofia-Medieval-Moderna/Descartes-Imprimible-Test-O-M.htm

miércoles, 22 de enero de 2014

Kant ¿Qué es la ilustración?

 ¿Qué es la Ilustración? Immanuel Kant

LEE EL SIGUIENTE FRAGMENTO DEL FAMOSO TEXTO DE KANT Y CONTESTA A LAS PREGUNTAS QUE FIGURAN DEBAJO

La ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad. El mismo es culpable de ella. La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la dirección de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no yace en un defecto del entendimiento, sino en la falta de decisión y ánimo para servirse con independencia de él, sin la conducción de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! He aquí la divisa de la ilustración.

La mayoría de los hombres, a pesar de que la naturaleza los ha librado desde tiempo atrás de conducción ajena (naturaliter maiorennes), permanecen con gusto bajo ella a lo largo de la vida, debido a la pereza y la cobardía. Por eso les es muy fácil a los otros erigirse en tutores. ¡Es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un pastor que reemplaza mi conciencia moral, un médico que juzga acerca de mi dieta, y así sucesivamente, no necesitaré del propio esfuerzo. Con sólo poder pagar, no tengo necesidad de pensar: otro tomará mi puesto en tan fastidiosa tarea. Como la mayoría de los hombres (y entre ellos la totalidad del bello sexo) tienen por muy peligroso el paso a la mayoría de edad, fuera de ser penoso, aquellos tutores ya se han cuidado muy amablemente de tomar sobre sí semejante superintendencia. Después de haber atontado sus reses domesticadas, de modo que estas pacíficas criaturas no osan dar un solo paso fuera de las andaderas en que están metidas, les mostraron el riesgo que las amenaza si intentan marchar solas. Lo cierto es que ese riesgo no es tan grande, pues después de algunas caídas habrían aprendido a caminar; pero los ejemplos de esos accidentes por lo común producen timidez y espanto, y alejan todo ulterior intento de rehacer semejante experiencia.

Por tanto, a cada hombre individual le es difícil salir de la minoría de edad, casi convertida en naturaleza suya; inclusive, le ha cobrado afición. Por el momento es realmente incapaz de servirse del propio entendimiento, porque jamás se le deja hacer dicho ensayo. Los grillos que atan a la persistente minoría de edad están dados por reglamentos y fórmulas: instrumentos mecánicos de un uso racional, o mejor de un abuso de sus dotes naturales. Por no estar habituado a los movimientos libres, quien se desprenda de esos grillos quizá diera un inseguro salto por encima de alguna estrechísima zanja. Por eso, sólo son pocos los que, por esfuerzo del propio espíritu, logran salir de la minoría de edad y andar, sin embargo, con seguro paso.

Pero, en cambio, es posible que el público se ilustre a sí mismo, siempre que se le deje en libertad; incluso, casi es inevitable. En efecto, siempre se encontrarán algunos hombres que piensen por sí mismos, hasta entre los tutores instituidos por la confusa masa. Ellos, después de haber rechazado el yugo de la minoría de edad, ensancharán el espíritu de una estimación racional del propio valor y de la vocación que todo hombre tiene: la de pensar por sí mismo. Notemos en particular que con anterioridad los tutores habían puesto al público bajo ese yugo, estando después obligados a someterse al mismo. Tal cosa ocurre cuando algunos, por sí mismos incapaces de toda ilustración, los incitan a la sublevación: tan dañoso es inculcar prejuicios, ya que ellos terminan por vengarse de los que han sido sus autores o propagadores. Luego, el público puede alcanzar ilustración sólo lentamente. Quizá por una revolución sea posible producir la caída del despotismo personal o de alguna opresión interesada y ambiciosa; pero jamás se logrará por este camino la verdadera reforma del modo de pensar, sino que surgirán nuevos prejuicios que, como los antiguos, servirán de andaderas para la mayor parte de la masa, privada de pensamiento.

Sin embargo, para esa ilustración sólo se exige libertad y, por cierto, la más inofensiva de todas las que llevan tal nombre, a saber, la libertad de hacer un uso público de la propia razón, en cualquier dominio. Pero oigo exclamar por doquier: ¡no razones! El oficial dice: ¡no razones, adiéstrate! El financista: ¡no razones y paga! El pastor: ¡no razones, ten fe! (Un único señor dice en el mundo: ¡razonad todo lo que queráis y sobre lo que queráis, pero obedeced!) Por todos lados, pues, encontramos limitaciones de la libertad. Pero ¿cuál de ellas impide la ilustración y cuáles, por el contrario, la fomentan? He aquí mi respuesta: el uso público de la razón siempre debe ser libre, y es el único que puede producir la ilustración de los hombres. El uso privado, en cambio, ha de ser con frecuencia severamente limitado, sin que se obstaculice de un modo particular el progreso de la ilustración (...)"

Lee los tres primeros párrafos y contesta a las siguientes cuestiones:
1. ¿Cómo define Kant la Ilustración en el texto?
2. ¿Por qué es el hombre culpable de su incapacidad para pensar? a continuación, explica si estás o no de acuerdo con Kant justificando lo que digas
3. ¿Cuál es el lema de la Ilustración?
4. ¿Por qué se deja tutorar el hombre según Kant? Explica lo que digas
5. En el texto habla de tutores y pupilos, en tu opinión quiénes son unos y otros.
6. ¿Por qué compara a hombres y mujeres con animales domésticos?

Lee el cuarto párrafo del texto y contesta a la siguiente cuestión:
7. ¿Qué se puede lograr y qué no mediante la revolución? Explícalo, justificando si estás o no de acuerdo con Kant

A partir de la lectura del quinto párrafo, contesta a lo siguiente:
8. ¿Qué se requiere para la Ilustración?
9. Intenta explicar la diferencia entre uso público y privado de la razón que establece Kant ¿A qué se refiere con cada uso? ¿Para qué debe tener libertad todo ser humano y para qué no?

Sin necesidad de continuar leyendo, intenta explicar lo siguiente:
10.  Kant concluye que: la suya no es una época ilustrada, pero sí una época de ilustración; ¿Qué crees que quiere decir esto?
11. ¿Qué piensas de la época actual? ¿Es la nuestra una época ilustrada? Justifica lo que digas, poniendo ejemplos de lo que digas

12.- Por último comenta el siguiente fragmento del texto:
 “Una vez que la Naturaleza, bajo esta dura cáscara, ha desarrollado la semilla que cuida con extrema ternura, es decir, la inclinación y disposición al libre pensamiento, ese hecho repercute gradualmente sobre el modo de sentir del pueblo (con lo cual éste va siendo poco a poco más capaz de una libertad de obrar) y hasta en los principios de gobierno, que encuentra como provechoso tratar al hombre conforme a su dignidad, puesto que es algo más que una máquina.”

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